Amados vasallos míos: Vuestra
noble agitación en estas circunstancias es un nuevo testimonio que me asegura
de los sentimientos de vuestro corazón; y Yo, que cual padre tierno os amo, me
apresuro a consolaros en la actual angustia que os oprime. Reposad tranquilos:
sabed que el exército de mi caro aliado el Emperador de los franceses atraviesa
mi reino con ideas de paz y de amistad. Su objeto es trasladarse a los puntos
que amenaza el riesgo de algún desembarco del enemigo; y que la reunión de los
cuerpos de mi guardia, ni tiene el objeto de defender mi persona, ni
acompañarme en un viaje que la malicia os ha hecho suponer como preciso.
Rodeado de la encendrada lealtad de mis vasallos amados, de la cual tengo tan
innegables pruebas, ¿qué puedo yo temer? Y cuando la necesidad urgente lo
exigiere, ¿podría dudar de las fuerzas que sus pechos generosos me ofrecerán?
No: esta urgencia no la verán mis pueblos. Españoles, tranquilizad vuestro
espíritu: conducíos como hasta aquí con las tropas del aliado de vuestro buen
Rey; y veréis en breves días restablecida la paz de vuestros corazones, y a Mí
gozando la que el cielo me dispensa en el seno de mi familia y vuestro amor.
Dado en mi palacio de Aranjuez a
16 de marzo de 1808.-Yo el Rey.-A D. Pedro Cevallos.
Gaceta de Madrid, 25 marzo 1808.
NOTA: Se trata de una nota
publicada por Carlos IV.
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