martes, 18 de febrero de 2020

9.2. La intervención en Marruecos. Repercusiones de la Primera Guerra Mundial en España. La crisis de 1917 y el trienio bolchevique.


Tras los intentos regeneracionistas de los partidos oficiales, estos se sumieron en la división, incapaces de solucionar los problemas de España. Tras la muerte de Canalejas (1912) se acaba el intento regeneracionista y comienza una etapa inestable que terminará con la dictadura de Primo de Rivera. Esta etapa está marcada por:

La intervención en Marruecos: la Conferencia Internacional de Algeciras había repartido la gestión de Marruecos entre España y Francia. Sin embargo, los marroquíes (bereberes) no aceptaban la autoridad española en su tierra, por lo que se produjeron enfrentamientos. En 1909 se produce una derrota en el Barranco del Lobo (origen de la Semana Trágica), que acabaría con la dimisión de Maura. Después de la I Guerra Mundial el gobierno intenta controlar la situación, pero los marroquíes, liderados por Abd El Krim, derrotan a las tropas españolas lideradas por el general Silvestre en el llamado desastre de Annual (1921). Esta derrota mostraba la falta de capacidad de los mandos militares, además de consecuencias políticas (búsqueda de culpables, desprestigio del rey del sistema; sociales (impopularidad de la guerra, odio del pueblo contra el sistema) y militares (descrédito para la sociedad y sensación militar de estar humillados).

Las repercusiones de la I Guerra Mundial: cuando estalló el conflicto (1914) el gobierno de Eduardo Dato declaró la neutralidad. La opinión pública se dividió entre aliadófilos y germanófilos. La neutralidad le supuso a España un crecimiento espectacular de la demanda exterior de sus productos, pero el aumento de las exportaciones provocó un proceso inflacionista (aumento de precios) e incluso la escasez de algunos productos básicos en el interior. Además los beneficios de las empresas no repercutieron en aumentos salariales equivalentes, sino que el enriquecimiento empresarial vino acompañado del empobrecimiento general de los trabajadores, y la subida de precios de productos de primera necesidad les hizo perder poder adquisitivo. Ante esta situación, comenzaron las protestas populares: motines, disturbios, y huelgas organizadas por UGT y CNT (mantenían que la guerra era una lucha entre capitalistas).

La crisis de 1917: en ese año se producen tres hechos que muestran el malestar de distintos sectores de la sociedad:

El ejército crea unas Juntas de Defensa que persiguen oponerse a los ascensos por méritos de guerra; solicitar subidas de sueldos (diferencias con los de Marruecos) y exigir mayor respeto al Ejército. El Gobierno detiene a los jefes de las Juntas y los militares amenazan con desobedecer a sus mandos. El Gobierno cede y en 1918 se promulga la Ley del Ejército, dando poder al ejército frente a la oposición obrera.

Los partidos políticos opuestos al régimen, ante el cierre de las Cortes por el Gobierno, piden la creación de un Gobierno provisional y la convocatoria de Cortes Constituyentes. En Barcelona se celebra una reunión de diputados nacionalistas, republicanos y socialistas (Asamblea de Parlamentarios), declarada inconstitucional y disuelta por la Guardia Civil.

El movimiento obrero (UGT y CNT), ante el auge de los precios y la falta de satisfacción a sus demandas, convoca una huelga general indefinida con la idea de provocar una revolución. El seguimiento es desigual, pero la represión es generalizada. Se detiene a parlamentarios socialistas y a sindicalistas.

El trienio bolchevique: los hechos de 1917 muestran un sistema en crisis y un movimiento obrero en expansión. Las huelgas (como la de La Canadiense), la Revolución Rusa y la miseria agrícola sirven como causas de una actividad revolucionaria continua, que se plasmará en huelgas, ocupaciones de campos y ayuntamientos. La respuesta patronal será la creación de sindicatos de pistoleros para eliminar a los líderes obreros (Salvador Seguí, por ejemplo) , con la ayuda de las instituciones policiales.

Todos estos hechos muestran una situación muy difícil para el régimen y la predisposición de las fuerzas del ejército a intervenir de nuevo en la política.

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