sábado, 29 de febrero de 2020

10.1. La proclamación de la Segunda República. La Constitución de 1931. El bienio reformista (1931-1933).

El 14 de abril de 1931 se proclama oficialmente la II República tras las elecciones municipales que habían dado mayoría a las candidaturas republicanas en las grandes ciudades. El rey,  Alfonso XIII, huye a Italia, abriendo un periodo de cambios sociales y políticos apoyados por intelectuales, parte de la clase media y buena parte del mundo obrero (los anarquistas no). Al tiempo, la República tendrá enemigos desde el primer día y las tensiones entre unos y otros serán frecuentes.

El almirante Aznar, que había convocado las elecciones municipales, acepta las condiciones del Pacto de San Sebastián, cuyos miembros serán la clave del primer gobierno republicano, conocido como gobierno provisional. El primer presidente del gobierno es Niceto Alcalá Zamora, republicano conservador, que tomará medidas que trataban de solucionar los problemas más profundos de España:

-        Reforma militar: obliga a jurar el nuevo sistema a los mandos del ejército y a los que no lo desean, les consigue jubilaciones ventajosas. 
-    Reforma agraria: obliga a labrar las tierras, a contratar a trabajadores de la zona, prohíbe los desahucios y fija horario de trabajo (8 horas) y salario mínimo.
-     Negociación con el nacionalismo: Francesc Maciá había proclamado la República independiente catalana pero, tras negociar, se acordó la creación de la Generalitat que prepararía un Estatuto de Autonomía.

Este primer gobierno tuvo la oposición de poderosos sectores: la Iglesia, que creyó ver en el republicanismo un anticlericalismo radical, criticó la República, y los terratenientes se opusieron a las reformas en el campo, ignorando las leyes.

En junio de 1931 se celebran las elecciones a Cortes Constituyentes y gana una coalición republicano-socialista. Este gobierno redacta la nueva Constitución:

-        España es una república democrática de trabajadores organizada en régimen de libertad y justicia.
-        Es un Estado integral con autonomías (requieren proceso).
-        Separación de poderes, quedando el poder ejecutivo en manos del Consejo de Ministros y el jefe, el legislativo en unas Cortes de una sola cámara elegidas por sufragio universal (23 años) y el judicial en jueces independientes.
-        El Presidente de la República sería elegido por las Cortes (6 años): no puede ser militar, eclesiástico ni de familia real.
-        Estado laico: suprime subvenciones al clero y enseñanza religiosa.
-        Amplios derechos: matrimonio civil, divorcio, educación, trabajo, no discriminación.

La derecha no estuvo de acuerdo con la Constitución por motivos religiosos y se ausentó de la votación. La presidencia de la República cayó en manos del mismo Alcalá-Zamora y el cargo de Jefe de Gobierno en las de Manuel Azaña, comenzando el llamado bienio reformista.

Este gobierno intenta tomar medidas innovadoras y de carácter progresista:

-        Problema regional: se aprueba con muchas dificultades el Estatuto de Cataluña, que incluye la existencia de un gobierno autonómico (Generalitat), un Presidente y un Parlamento con competencias propias. Hubo una oposición enorme por parte de la derecha.
-        Reformas sociales y laborales: se establece la jornada de 8 horas, el derecho de huelga, el derecho de negociación colectiva y la existencia seguros sociales. En el campo, se intenta aprobar una reforma que permita la existencia de fincas públicas expropiadas a terratenientes. La oposición de la patronal y de los terratenientes lleva incluso a un intento de golpe de Estado.
-        Educación: creación de una red de escuelas estatales (más de 13.000) laicas, mixtas, obligatorias y gratuitas. Se prohíbe la enseñanza religiosa. Oposición de la Iglesia.
-        Ejército: Ley Azaña permite retirarse a generales que no juren fidelidad a la República. Algunos juran, aunque no de verdad. Se pretende modernizar y aligerar, pero no se logra del todo. El malestar con las políticas de Azaña, junto con el que produjo las reformas en el ejército, condujeron a un intento de golpe en agosto de 1932 dirigido por el general Sanjurjo.

La República, en esta primera etapa, muestra su falta de apoyo entre algunos sectores e incluso la oposición radical frente a ella:

En el mundo obrero se considera que las reformas van demasiado lentas y habrá levantamientos y ocupaciones de fincas, a menudo organizadas por los anarquistas. El levantamiento más trascendente es el de Casas Viejas (1933), que acaba con muertos civiles. Azaña queda muy desprestigiado.

La derecha política se va organizando en la coalición derechista CEDA (Gil Robles) y monárquica tradicionalista Renovación Española (Calvo Sotelo), girando poco a poco hacia un discurso profascista.

La ultraderecha fascista se organiza cuando se funda la Falange Española (1933), por José Antonio Primo de Rivera. Provocará altercados públicos y enfrentamiento con los obreros.

Al tiempo, la República cuenta con el apoyo de lo más destacado del mundo cultural: Ortega, Lorca, Alberti, Salinas, Miguel Hernández, Luis Buñuel, etc.

Se crea un plan educativo a cargo de Fernando de los Ríos que incluye un plan de Teatro itinerante (La Barraca de Lorca y El Búho, de Max Aub) y se insiste en que aumente la cultura de los españoles. Para ello M. B. Cossío funda las Misiones pedagógicas, que debían llevar esa cultura a cada rincón de España.

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