A finales del siglo XIX la economía
es fundamentalmente agraria, con escasa industrialización. Las transformaciones
económicas más importantes del XIX fueron
la desamortización, la Revolución Industrial y la construcción del
ferrocarril.
La incorporación de España a la
Revolución Industrial fue tardía, incompleta y desequilibrada. La revolución necesita
dos factores, que España no tenía suficientemente: mercado interior e inversión
de capital. Además, hay otras causas del retraso de la revolución en España:
·
Inestabilidad política: guerra de la
Independencia, pérdida de los territorios americanos y guerras carlistas.
·
Carbón escaso, de mala calidad y difícil
explotación
·
Deficiente red de comunicaciones
·
Atraso tecnológico
·
Baja capacidad adquisitiva de gran parte de la
población (influye en mercado interior)
La actividad industrial se centró
en la industria textil del algodón de Cataluña (favorecida por proteccionismo),
la industria siderúrgica de Andalucía, Asturias y Bilbao y la minería,
desamortizada en 1868, mientras que el comercio creció a ritmo muy lento.
El desarrollo del tren viene
marcado por la Ley de Ferrocarriles (1855), que subvencionó las inversiones,
eximió de aranceles a los materiales importados y permitió la entrada de
capitales extranjeros. La construcción del ferrocarril alcanzó su máximo
desarrollo entre 1855 y 1864. Las primeras líneas ferroviarias peninsulares
fueron Barcelona-Mataró (1848) y Madrid-Aranjuez (1851), creándose una red
radial en torno a Madrid con un ancho de vía mayor que el europeo (se creía que
las máquinas debían ser más potentes). La construcción del ferrocarril se hizo
con capital público y privado, sobre todo francés, y contribuyó a la
consolidación de un mercado nacional, conectando los diferentes espacios
económicos.
Respecto a las políticas económicas,
durante el proceso de desarrollo de la revolución industrial hay tensión entre
dos políticas:
Proteccionismo: política de
aranceles altos. La defienden los moderados y conservadores, los propietarios
de grano castellanos, los industriales catalanes, la siderurgia vasca y los
productores de carbón.
Librecambismo: aranceles bajos.
La defienden progresistas, expresas exportadoras de importadoras de combustible
y bienes de equipo.
Se pasó del proteccionismo
(arancel de 1849) a cierta política librecambista (arancel de 1869), para
volver, durante el canovismo, a una política más proteccionista que en el resto
de Europa.
La banca juega un papel
importante en la Revolución Industrial en otros países (permite inversiones). En
España, entre 1840 y 1866 se desarrolla la banca moderna, creando sociedades de
inversión. Las inversiones se frenan en 1866, con una crisis que hunde bancos.
Se crean el Banco Santander y el Banco de Bilbao. Entre 1868 y 1914 : se
consolidan los bancos. Crece moderadamente el capital español y se desarrolla
un sistema bancario apoyado en el Banco de España. Primero los bancos sirven
como cuentas corrientes y luego financian industria.
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