sábado, 11 de enero de 2020

7.2. La restauración borbónica (1874-1902). Los nacionalismos catalán y vasco y el regionalismo gallego. El movimiento obrero y campesino.


Los nacionalismos surgieron al mismo tiempo que surgían movimientos similares nacionalismos en Europa, que consideraban que algunas regiones tenían los suficientes rasgos comunes como para ser una nación, tuvieran o no un Estado propio. Los nacionalismos en España surgen por la existencia de diferencias idiomáticas, la reivindicación de los fueros tradicionales y el desarrollo de una burguesía vasca y catalana que pretende defender su economía. También son una reacción contra el gobierno centralista de la restauración.

El nacionalismo catalán tuvo como demandas principales la autonomía de leyes propias, las políticas económicas proteccionistas y la reivindicación de una cultura en el idioma catalán (a través, por ejemplo, del movimiento cultural conocido como Renaixença  catalana). Primero se desarrolló un regionalismo a finales del XIX, llegando a concretarse en el Memorial de Greuges (agravios) que se presenta a Alfonso XII en 1885, reivindicando leyes propias y proteccionismo económico (el rey muere poco después y el memorial no tiene ningún efecto).

En 1891 se fundó Unió Catalanista, que aglutina al sector burgués del nacionalismo catalán (católico y conservador). Pide autogobierno basado en sus leyes; respeto al idioma propio; protección de su economía. No es independentista, sí nacionalista. En 1901 se crea la Lliga Regionalista, dirigida por F. Cambó, que tomará más fuerza.

En el País Vasco, la abolición de fueros en 1876 da lugar al regionalismo. Poco después, la burguesía vasca, junto con sectores tradicionalistas, dan forma al nacionalismo. En 1895 surge el PNV, fundado por Sabino Arana, que pretende la separación del País Vasco de España, fundando sus ideas en el etnicismo (considerar que la “raza” vasca es diferente y superior a la castellana) y la defensa del idioma vasco (el euskera).

El regionalismo gallego tuvo un desarrollo más lento y un menor arraigo. Como en Cataluña, a mediados de siglo junto al movimiento cultural O Rexurdimento (similar al de la Renaixença, con reivindicación de idioma y de las peculiaridades culturales) y unos tímidos planteamientos políticos. Durante la Restauración, el galleguismo político se inicia cuando Manuel Murguía funda la Asociación Regionalista Gallega, teniendo a Alfredo Brañas como mayor teórico.

Respecto al movimiento obrero, las primeras agrupaciones se crean en 1840 en Barcelona: sociedades de socorro mutuo (obreros que se ayudan en caso de enfermedad o de conflictos laborales, aportando dinero a una bolsa común). El movimiento se va extendiendo debido a las condiciones vitales difíciles: jornadas largas, barrios insalubres, salarios miserables…

La creación de la I Internacional en Londres (1864), que difunde el socialismo y el anarquismo, la aprobación del derecho de asociación (Constitución 1869) y la inestabilidad política contribuyen al avance de las ideas obreristas. La sección española de la Internacional se funda en 1868. Fue mayoritariamente bakuninista hasta su disolución en 1888. Al avance de las reivindicaciones obreras, plasmado en huelgas, ocupación de tierras e incendios de cosechas, patrones y Gobierno respondieron con la represión, la prohibición de las asociaciones e incluso la creación de falsos procesos (por ejemplo, el de La Mano Negra, de 1882)

El movimiento estuvo dividido en dos grandes ramas:

Anarquismo: la difusión de las ideas de la Internacional por Giuseppe Fanelli, un anarquista italiano, arraigó con fuerza. El primer anarquismo se basó en luchas sociales en el campo y la ciudad. En 1871 se crea la primera organización obrera, fundada, entre otros, por el anarquista Anselmo Lorenzo. Durante los años finales del siglo XIX y principios del XX, una parte del anarquismo realizará atentados contra figuras de importancia política y económica (Alfonso XII, Cánovas, general Martínez Campos o bomba del Liceo de Barcelona). En 1910 se crearía el gran sindicato anarcosindicalista: la CNT.

Las ideas principales del anarquismo fueron el rechazo a cualquier forma de poder impuesto, la defensa de la libertad individual, la eliminación del Estado y de sus instituciones, el rechazo a todos los partidos políticos, la defensa de la revolución y del recurso de la huelga, el rechazo de la religión y de la Iglesia y la necesidad de educación para eliminar el analfabetismo obrero.

Socialismo: animados por la llegada a España de Paul Lafargue (yerno de Marx), en 1879 nace el PSOE, de carácter marxista y en 1888 la UGT, sindicato socialista, ambos fundados por Pablo Iglesias. Aunque revolucionarios, defienden la participación política y son más moderados que los anarquistas. Sus ideas principales fueron la defensa del derecho de asociación, reunión y manifestación, la defensa del sufragio Universal, la reducción de la jornada de trabajo, la prohibición del trabajo infantil y la consecución de mejoras obreras para llegar a una sociedad socialista.

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