domingo, 19 de enero de 2020

8.1. Evolución demográfica y movimientos migratorios en el siglo XIX. El desarrollo urbano.


La población española crece en el siglo XIX (más en la primera mitad). Se pasa de 11,5 millones en 1800 a 18,5 millones en 1900. Se mantiene el régimen antiguo de población (muchos nacimientos y muertes), que irá cambiando poco a poco.

Las principales causas de la causas mortalidad son las crisis de subsistencia debidas al clima, la falta de transportes y el atraso en las técnicas agrarias (relacionadas con la falta de alimentación), las epidemias y enfermedades (cólera, tifus, viruela…) y las guerras.

Poco a poco, la mortalidad disminuye a lo largo del siglo por la mejora de la alimentación, el descenso epidemias (mejora de higiene) y los avances científicos (vacunas). Aun así, la población crece moderadamente, menos que en Europa, y la esperanza de vida es también menor que en Europa (España: 34-35 años; Europa: 45 años).

Respecto a la distribución de la población, sigue siendo fundamentalmente rural (70 %). Al crecer la población, comienza el éxodo rural, concentrándose en la periferia, en detrimento del interior (excepto Madrid).

Además, se producen migraciones exteriores al norte de África (hasta 1880) y a América (última década). Zonas como Galicia, Asturias o Canarias son protagonistas de esta emigración, causada por las malas condiciones del país. Algunos de estos emigrantes consiguen “hacer las Américas”, retornando tras hacer fortuna. Serán los denominados “indianos”.

Las industrializaciones y las amortizaciones provocaron un aumento del desarrollo urbano. Este crecimiento de las ciudades hace que en muchas de ellas se destruyan las antiguas murallas, se creen barrios en la periferia de carácter proletario y otros ensanches burgueses de carácter planificado (Plan Cerdá en Barcelona o barrio de Salamanca en Madrid), se derriben viviendas en el casco histórico para crear nuevas calles (Gran Vía de Madrid) y se desarrollen infraestructuras, como el alumbrado, abastecimiento de aguas, empedrado o la incorporación de nuevos inventos como el telégrafo y el tranvía.

A pesar del crecimiento de las ciudades, la población española seguirá siendo esencialmente rural.

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